1984-1986 / Apertura pero siempre vigilando
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La apertura como remate
El gobierno de Mejía Víctores convocó a elecciones para asamblea constituyente y los partidos políticos vieron en ello una oportunidad. Entre los nuevos partidos destacaría la Unión de Centro Nacional (UCN) y se permitió el retorno del Partido Social Democrático (PSD). Los gobiernos norteamericanos y europeos miraban las elecciones con optimismo. La URNG la definiría como maniobra contrainsurgente aunque internamente hablaba de acercamiento con las fuerzas políticas. Mientras, la disidencia de la izquierda se reagrupaba en el Foro de Guatemaltecos Democráticos, buscando incidir en el proceso político.
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Pero las demandas continúan
El ejército ahora impulsará la campaña militar llamada Estabilidad 85. En ese contexto surgieron nuevas organizaciones sociales: el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) exigió la aparición de los secuestrados por las fuerzas de seguridad y salieron a luz las Comunidades de Población en Resistencia (CPR), que aglutinaban a unas 20.000 personas refugiadas en las montañas. Grupos de trabajadores comenzaron a manifestar de nuevo y campesinos dirigidos por el sacerdote Andrés Girón de León reclamaron tierras en una marcha de Escuintla a Esquipulas. Mientras, el gobierno creó la Comisión Nacional de Paz.
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Pasos que avanzan y otros que retroceden
El 31 de mayo de 1985 se aprobó la nueva Constitución. Esta reconoció a Guatemala como un país multiétnico y propuso la creación de la Procuraduría de Derechos Humanos y de la Corte de Constitucionalidad. Un nuevo enfrentamiento entre el gobierno y las cámaras empresariales surgió en torno al papel social de la propiedad, la injerencia estatal en la vida económica y las medidas de ajuste económico recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que buscaban reducir el gasto público y aumentar los ingresos tributarios.
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Se aproximan los ajustes
En términos políticos la tendencia a impulsar una política neoliberal fue promovida por el MLN, el PID y un grupo empresarial autodefinido como la Nueva Derecha. En agosto el incremento del pasaje urbano hizo estallar protestas en un contexto de crítica a la política económica y la solicitud de aumento de salarios. El ejército ocupó las instalaciones de la Universidad de San Carlos. El cierre del ciclo escolar llevó a los maestros a nuevas protestas mientras el GAM ocupaba la Catedral para atraer la atención a sus demandas.
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Elecciones de esperanza, desconfianza de militares
Las elecciones presidenciales fueron ganadas por la DC en segunda vuelta. Esta prefirió convivir con los sectores poderosos y promover el arbitraje frente a las presiones de los sectores medios y populares. Antes de entregar el poder, Mejía Víctores amnistió a los militares y privilegió a la estructura castrense. La discusión sobre una política de seguridad hizo reaccionar a los militares, quienes presionaban por una mayor presencia en ella. La condena oficial al gobierno de Sudáfrica fue acompañada de una mayor injerencia militar en la política exterior.
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A bailar con la música de la democracia
El gobierno promovió el Plan de Reordenamiento Económico y Social con medidas de carácter monetarista, liberación de precios, apoyo a la agroexportación y compromiso de no realizar reformas profundas. Las cámaras empresariales presionaron en torno a la tierra, la fiscalización del comercio exterior y las políticas de trabajo. La descentralización institucional fue fortalecida con un Ministerio de Desarrollo y los Consejos de Desarrollo que la oposición acusó de ser trasfondo para el clientelismo político. Para mientras, las protestas sociales y las huelgas se pusieron a la orden del día.
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Quitarse el estigma
La política exterior se centralizó en fortalecer alianzas, abrir mercados y revertir la imagen de país violador de los derechos humanos. En 1982 la ONU había designado un relator especial para observar la evolución de esos derechos, donde cabildeaban la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) y las organizaciones de derechos humanos. El nuevo gobierno continuó la línea de Neutralidad Activa de Mejía Víctores, para así evitar inmiscuirse en el conflicto regional, convergiendo con la acción pacificadora del Grupo de Contadora en la región.
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Diálogo sí, pero mejor si no
Entre las promesas de gobierno estaba la posibilidad de un diálogo con la guerrilla. La URNG aceptó reunirse mientras el ejército y los partidos políticos señalaban su inconveniencia. En todo ese tiempo el ejército siguió lanzando ofensivas militares. En un viaje a España Cerezo reafirmó la posibilidad de nombrar a un representante para reunirse con los guerrilleros. La URNG contestó positivamente. Esta vez diversos sectores políticos y sociales se ofrecieron de mediadores. En el contexto estaban los ecos de la reunión de los presidentes centroamericanos de Esquipulas I
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Te apoyo, si me apoyas
En agosto de 1987 el ejército realizó el foro 27 Años de lucha por la Libertad solicitando apoyo a los empresarios para aceptar cargas impositivas que permitieran recursos para la guerra. Los empresarios se opusieron al paquete fiscal y efectuaron un paro patronal. Negociaciones posteriores avalaron las reformas a cambio de no impulsar medidas que afectaran la propiedad de la tierra o nacionalizaran las exportaciones. El general Héctor Alejandro Gramajo Morales consolidó una alianza con políticos y empresarios que finalizaría con la creación del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales (ESTNA).
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Apretando la tuerca
El gobierno guatemalteco creó la Comisión de Reconciliación Nacional (CRN). Esta recomendó reanudar las conversaciones a condición de que los guerrilleros abandonaran las armas. A finales de septiembre de 1987 el ejército lanzó la ofensiva Fortaleza 87 mientras los representantes gubernamentales y de la dirigencia se reunían en Madrid sin llegar a acuerdo alguno. Al no dar resultados la ofensiva militar, el gobierno cerró la posibilidad de conversaciones y prolongó la ofensiva. Sin embargo, para muchos la guerra había dejado de ser la principal preocupación.