Negros: cimarrones y evasión de la esclavitud

Para los esclavos negros el principal objetivo era la libertad. Salir de esta condición era factible pero difícil. Algunos lo lograron comprándola y otros por voluntad de su amo. A esto se le llamaba manumisión. Otros buscaron una forma indirecta en el mestizaje y de esa forma garantizar la no esclavitud de sus hijos, por eso se unían a mestizos o a indígenas. En este caso, el mulato fue un actor importante pues también pretendía salirse del estigma de color que denunciaba su origen esclavo. La cercanía social con los mestizos, los españoles pobres e indígenas fugados de las comunidades, alimentó el interés por disminuir el señalamiento social, pero la práctica de desvalorizarse ha continuado hasta nuestros días.

El trato y la condición de esclavos fomentaron la huida como mecanismo de resistencia o para perderse en el conjunto de pobres. Para muchos huir motivaba juntarse con otros ex-esclavos y vivir en palenques, alejados de las villas y haciendas españolas, generalmente situadas en terrenos de difícil acceso en la Costa Sur o en el camino hacia el actual Izabal. A estos se les llamaba negros cimarrones, a los cuales constantemente se les buscaba capturar para retornarlos a sus dueños. En la medida que el imperio español fue teniendo dificultades para controlar los mares fue disminuyendo el tráfico de esclavos y así también fueron reduciéndose los cimarrones. Por su parte, las autoridades españolas promovieron la inserción de negros y mulatos libres en las milicias, lo que les daba prestigio y posibilidades de ascenso social. Su papel era perseguir esclavos, reprimir pueblos indígenas y levantamientos urbanos, así como defender el territorio de incursiones piratas.