UN ESPACIO DINÁMICO E INTERACTIVO SOBRE LA HISTORIA DE GUATEMALA QUE PROYECTA LAS MÚLTIPLES VOCES DE QUIENES LA HAN CONSTRUIDO
No al tributo
En las Cortes constitucionales de Cádiz una de las medidas fundamentales fue la de abolir el tributo. Pero en 1814, al retornar al trono Fernando VII se derogó la Constitución de 1812 y al año siguiente se reanudó el cobro. Las negativas entre los pueblos indígenas al cobro del tributo fueron más explícitas desde 1810 cuando se niveló su cobro a dos pesos por persona. A la protesta se le sumaron el rechazo a las diversas exigencias que se hacían para el mantenimiento de las festividades religiosas, los servicios obligatorios para el mantenimiento de los curas, de las iglesias y las cofradías, además de los múltiples abusos del alcalde mayor. Las protestas contra el tributo y contra otros abusos fueron notorias en las dos primeras décadas del siglo XIX Se conocen unas 46 en las dos décadas que le siguieron previo a la Independencia. Los vaivenes del poder imperial mostraban sus constantes dificultades. Los cambios políticos sin ceder a la solicitud de mayor autonomía y el mantenimiento del tributo crearon una atmósfera de incertidumbre. A pesar de que en Guatemala, la fidelidad a la Corona fue consistente, en el resto de América se desató el fuego rebelde. Ese contexto rebelde terminó por afectar al Reino de Guatemala. Los vientos de cambio eran parte de la vida cotidiana y el imperio se disolvía rápidamente. La restauración de la Constitución de Cádiz en 1820, abrió una nueva coyuntura, esta vez definitiva para la ruptura total.
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