75 años antes de la llegada de los españoles estuvieron marcados por la expansión de los k’iche’ hacia los cuatro puntos cardinales, principalmente hacia el sur en búsqueda de tierras fértiles. Este movimiento modificó el equilibrio existente, estableciendo una conflictiva relación con los kaqchikel, los tz’utujil, los rabinaleb’ y los mam.
Los kaqchikel, desligados de la subordinación k’iche’ también buscaron expandirse al sur y se enfrentaron a los tz’utujil y pipil. Los rabinaleb’ peleaban su autonomía, los mam, permanecían como aliados cautelosos de los k’iche’.
Estos últimos buscaron incursionar la región del Soconusco, pero la presencia mexica ya estaba en los linder os y Moctezuma exigía tributo. Más tarde les informaría de la presencia española, pero en ese tiempo todo era incertidumbre.
Pueblos en relación conflictiva, principios del siglo XVI
El asalto al altiplano es conocido, aliados de los kaqchikel se derrota a los k’iche’. A partir de ahí múltiples incursiones, unidas a variadas a veces críticas alianzas los españoles permanecen estrategicamente en el territorio y van derrotando uno a uno a los diferentes pueblos. Derrotas a veces transitorias pues las rebeliones subsisten. En seis años de idas y venidas, de refuerzos y más alianzas los españoles ganan posición en el terreno.
Los españoles pronto se imponen a sus aliados y obtiene subordinación de muchos, sobre todo de quienes opusieron resistencia, cuyo destino fue la esclavización y la explotación extrema. Un compleja dominación fue ocurriendo sobre la base de la complicidad y del uso de la fuerza. El caudillismo de Pedro de Alvarado sobresalió y sus principales allegados se repartieron el territorio en encomiendas. La únicas voces críticas o de moderación provinieron de la Iglesia Católica.
Para los mayas una era de cambio se había impuesto y aún subsiste en su memoria.